Revista Informar
UN MATRIMONIO 'EN ALERTA'
Las Caras Del Mar
24 DE SEPTIEMBRE DE 2024

Andrés Díaz es marinero en la salvamar Suhail. Su mujer, bombera en Cádiz. Una pareja siempre ‘en alerta’ para atender las emergencias. ¿Y los niños?
Maite Cabrerizo
Hay matrimonios de conveniencia y los hay de emergencias. Parejas 24/7. Lo que viene a ser 24 horas de guardia los siete días de la semana. No por los hijos (en ese sentido todas los padres y madres están de guardia día sí, día también), sino por lo que pueda pasar en su trabajo. Es lo que le sucede a nuestra Cara del Mar. Andrés es marinero en Salvamento Marítimo y ella, Ana, bombera. Ya sea por mar o por tierra, a ambos les toca apagar muchos fuegos. Trabajos vocacionales en los que se juegan mucho. Se juegan vidas. Pero si se les pregunta qué les gustaría ser, los dos lo tienen claro: marinero y bombera.
Los calendarios están hechos, los refuerzos preparados, los abuelos siempre en acción, los vecinos por si acaso… Pero las emergencias no saben de catarros ni de la semana blanca o del día de profesor y en más de una ocasión se han encontrado en una. Ana desde tierra; Andrés, desde mar. Y en medio, la pregunta implícita de: “¿Y los niños?”. Era un sábado, de esos días sin cole y sin ‘niñera’. Por suerte, sus hijos se han acostumbrado a tener unos padres de película, aunque Andrés, con sólo 10 años, “de mayor quiere un trabajo seguro, en la que no se la juegue”. Sira, de 8 años, depende: un día quiere ser bombera y al siguiente, capitana de alguno de nuestros barcos.
Andrés Díaz es marinero de Salvamento Marítimo, en Cádiz, en la salvamar Suhail. Su vida siempre ha estado vinculada al mar. De chico era el raro al que no le gustaba el fútbol: prefería el surf, navegar, tabla… todo lo que oliera mar. Con 12 añitos ya hacía vela en la Escuela Municipal de Cádiz. Obtuvo el título de instructor de vela en distintos clubes hasta llegar al mítico club gaditano de Elcano. También realizaba labores de patrón. En 2009 obtuvo el título de patrón de altura.
En el club se organizaban regatas, campeonatos del mundo y competiciones para discapacitados visuales en colaboración con la ONCE, algo que recuerda con especial cariño. “Era muy interesante. Como hemos visto en las Olimpiadas, somos acompañantes. Vamos de tácticos. No podemos tocar la caña ni el timón, solo llevamos la escota de la mayor y, si acaso, el foque de la mayor. Se tienen que regir por nuestras voces”, explica Andrés Díaz. “Es impresionante ver cómo sienten el mar, como desarrollan un sentido especial, como sienten el viento en la nunca”. Nunca ganó, pero la experiencia le caló hondo, muy hondo.
También lo fue trabajar en el club como instructor de niños. El programa de Deporte Escolar promovido por el Ayuntamiento de Cádiz oferta de forma gratuita dos modalidades deportivas: natación y vela. O con los universitarios de la Universidad de Cádiz (UCA). Disfrutaba contando, contagiando su amor por la mar. Y aunque empezó Ingeniería Electrónica, a Andrés lo que le gustaba era ser marino. “Pero mi padre me quitó la idea porque era un trabajo duro y arriesgado, lejos de la familia”, recuerda. Algo curioso si se tiene en cuenta que su padre, aunque maestro, tenía como segunda carrera Náutica. Pero a Andrés le gustan los retos, conseguir lo que parece que no llega. Tiene paciencia. Así que no conforme, comenzó a opositar para el Cuerpo de Policía Local, quizá por ese gen de servicio. Finalmente estudió técnico superior en Electricidad y Electrónica del Automóvil y, sí, sacó el título de patrón de altura. Fue precisamente otro patrón, el de la salvamar Suhail, Jesús Santamaría, quien le transmitió la pasión por Salvamento Marítimo. Habían trabajado juntos en el club, Jesús como instructor de piragua y Andrés de vela.
Conocedor de la labor de la familia naranja a la que había visto en la mar y con esa vocación latente, dio el paso apoyado por su mujer, que sabía que Andrés estaba hecho de otra pasta. Ana, bombero con más de 20 años de antigüedad, sabe lo que es trabajar sin horario. Pero no le importó. Era una apuesta común y ella iba a estar a su lado. Como Andrés lo ha estado al lado de Ana en estos años de historias con final feliz y otros, por desgracia, no tan feliz. Para Andrés, los tripulantes de Salvamento Marítimo son “bomberos del agua”, porque están para todo: para apagar un fuego, realizar un remolque, contaminaciones o para recoger tronco a la deriva… “Ahora somos dos bomberos en casa”.
"No nos importa estar pendientes del teléfono cuando estamos de guardia porque sabes que se traduce en vidas salvadas. Es importante que sepan que hay gente en la mar que te cuida"
Decía Cicerón: “Dejad que cada cual se entregue a la práctica de aquella profesión que conozca bien”. Y Andrés conocía la mar. Y se entregó. Su sonrisa, su decisión, su orgullo al hablar de este trabajo demuestra que no se equivocó, que volvería a decir sí. Estuvo en Tarifa y luego en Cádiz, en la salvamar Suhail, en una embarcación que hoy es su casa. “El balance no puede ser más positivo. No importa estar pendientes del teléfono cuando estamos de guardia porque sabes que se traduce en vidas salvadas. Es importante que sepan que hay gente en la mar que te cuida”. Entre sus recuerdos, la primera patera o la de aquellos deportistas que venían en velero de Europa del Este huyendo de la guerra. Llevaban varios días en la mar y necesitan alimentos y agua. “Te hace pensar que hay quien navega por placer, pero hay quienes lo hacen por necesidad”.
Las reuniones en casa son especiales. Sus hijos no se aburren. No hace falta poner la televisión para tener acción. Hay protocolos de seguridad, pero, como dice Ana, “existe el miedo, y más desde que soy madre. Yo antes no pensaba en eso, pero desde que tengo los niños, no me voy de mi casa sin darles un besito”.
Ana: “Existe el miedo. Y más desde que soy madre. Desde que tengo niños, no me voy de mi casa sin darles un besito”.
Ana comenzó de voluntaria en el Cuerpo de Bomberos y aunque estudió Ingeniería Química, no se resistió a prepararse unas oposiciones a Bombero que aprobó a la primera. En Cádiz hay 600 hombres bomberos y unas 10 bomberas. Ella es una.
Aviso a paseantes en Cádiz. No se asusten si un día cualquiera ven a una familia caminar tranquilamente y después de andar unos metros, observan cómo él vuelve sobre sus pasos para recoger la moto que ha dejado atrás y regresar al punto donde están todos. El paseo continúa y, cada ciertos metros, el hombre repite esta escena. No es un rodaje, es Andrés que está de guardia en la salvamar Suhail, en Cádiz. Su tiempo de respuesta ante una emergencia es de 20 minutos. “Por eso nos acompaña la moto. Para salir corriendo”, dice Ana. Estamos seguros de que Andrés llegará en 10 minutos. “Sabemos que estamos en un servicio de emergencia continua, pero eso nos motiva y nos hace amar nuestro trabajo”. Pese a las filigranas para cuadrar trabajo, niños... y moto.
Sira tiene 7 años y estudia en el colegio Argantonio (Cádiz). En el colegio le han puesto como tarea buscar una noticia en el periódico. Y Sira no lo dudó. “Salvamento Marítimo rescata 3 vidas del mar”. Con los colores de esta Casa, los que salvan vidas como salva su padre, Andrés Díaz, marinero en la Salvamar Suhail
De tal palo tal astilla y si no, mirad el dibujo: la que capitanea el barco es patrona. ¿Será Sira?