Revista Informar
Salvamento Marítimo y Cruz Roja, una historia de corazón
Pañol De Proa
20 DE DICIEMBRE DE 2019

El convenio de colaboración entre ambas instituciones cuenta con más de 1.800 voluntarios
Maite Cabrerizo
“Color naranja rojo, naranjarrojo y rojonaranja, También recibe el nombre de rojo aurora, por su semblanza con el amanecer”. En cualquier caso, hablamos del naranja de Salvamento Marítimo y del rojo de la Cruz Roja. Un maridaje que funciona, como el tiempo ha demostrado.
“Salvamento Marítimo y Cruz Roja española han firmado un nuevo convenio de colaboración para los próximo 4 años. Este convenio aumenta los medios a disposición ofrecidos por Cruz Roja, implementando una nueva base a las 43 ya existentes en el litoral español, configurando un dispositivo de salvamento rápido, versátil, centrado en las aguas costeras, y operado por voluntarios”. La noticia publicada este mes no es un anuncio más en el BOE, es una nota que se traduce en horas de trabajo, muchas ilusiones y mucho esfuerzo por salvar vidas, por salvar la mar. Una combinación muy bien valorada por toda la sociedad que perdura en el tiempo.
“Se trata de adecuar los acuerdos que hay con Cruz Roja a la normativa vigente y adaptarlo en forma de convenio o instrumento adecuado”, explica el jefe del Centro Nacional de Coordinación de Salvamento Marítimo, Joaquín Soriano. Unos acuerdos de mejora con muchos años de vida y unos buenos cimientos: sus voluntarios. “Toda esta relación tiene su base en el voluntariado, que son los que dan respuesta a las emergencias”. Y de esto sabe mucho Rafael Bautista, técnico Superior de Operaciones Especiales. Bautista conoce muy bien las dos casas. La de Salvamento Marítimo y la de Cruz Roja, donde estuvo trabajando “y aprendiendo” desde julio de 1992 a septiembre de 2003. “Siempre ha habido un feedback entre ambos organismos. Personal de salvamento en Cruz Roja y muchos voluntarios de Cruz Roja que pasaban a nuestros barcos”.
Joaquín Soriano insiste: “La base de todo esto es ese voluntariado con el que queremos trabajar de cerca y mejorar su efectividad con nuevos sistemas informáticos y de formación”. En ese sentido, se va a desarrollar una herramienta de trabajo que facilite la comunicación entre el voluntariado y Salvamento para dar un servicio más ágil y dinámico. Un convenio que va más allá, ya que los centros de salvamento no se entenderían sin su otro brazo, la Cruz Roja. Así lo entiende el responsable del programa de Salvamento Marítimo de Cruz Roja, Paco Riesco. “La integración de las capacidades que la Cruz Roja desarrolla en materia de salvamento marítimo en el marco del sistema de atención a las emergencias marítimas y lucha contra la contaminación marina forma parte de su propia cultura institucional. Para que estas capacidades sean realmente efectivas deben estar plenamente engranadas en esa estructura superior. Desde ese punto de vista, nuestra colaboración son Sasemar se valora como un hecho absolutamente necesario”. En su opinión, “la relación se encuentra muy consolidada. El nivel de colaboración y coordinación es excelente y la firma del nuevo convenio a cuatro años adapta esta relación tradicional que hasta el presente se renovaba anualmente, al nuevo marco jurídico que establece el vigente ordenamiento legislativo”.
En la actualidad, unos 1.800 voluntarios y voluntarias de Cruz Roja Española desarrollan su actividad en el Programa de Salvamento Marítimo en todo el litoral peninsular, en ambos archipiélagos y en las ciudades autónomas, como patrones, sotopatrones, marineros-rescatadores o marineros. Forma parte de su hábito y de su cultura el trabajo con los profesionales de Sasemar, desde el personal de los Centros de Coordinación de Salvamento, a las tripulaciones de los medios a flote o aéreos. “La relación es sencillamente excelente, ambas entidades tienen objetivos comunes y los voluntarios y voluntarias se esfuerzan por conseguir esa complementariedad y refuerzo a las capacidades de Sasemar”, subraya con orgullo Riesco.
Una mirada al pasado
A Rafael Bautista le brillan los ojos cuando habla de Cruz Roja, de unos orígenes que hoy le han convertido en la persona que es. “Para entender el trabajo actual de Cruz Roja en cualquier ámbito pienso que es necesario echar la vista atrás y ver la constante adaptación de sus actividades a las necesidades cambiantes de la población a lo largo de su historia”. Habla con autoridad. Él mismo forma parte de ese vivero. “Aprendes cada día en la manera de trabajar”, recuerda con cariño. “Cruz Roja pasó de ser la única organización que se dedicaba exclusivamente al salvamento en el mar a ser colaborador de Salvamento Marítimo, adaptándose paulatinamente a las necesidades cambiantes, en lo relativo al despliegue y tipo de embarcación, a medida que Sasemar crecía en medios y recursos”.
Fue cuando llegó Rafael Bautista y cuando la Cruz Roja, ya desmilitarizada, daba sus primeros pasos con Salvamento Marítimo. El primer convenio se firmó en 1995 (hasta entonces su relación había sido con la Dirección General de Marina Mercante) e incluía tres anexos. En el primero (20 embarcaciones propias de Sasemar) y en el segundo (24 embarcaciones propiedad de Cruz Roja), la disponibilidad era absoluta las 24 horas del día los 365 día del año. En el tercer anexo, los medios no tenían esa disponibilidad.
Esta colaboración cubre todo el litoral español y las islas “y su trabajo con nosotros es indiscutible”, insiste Rafael. “Muchos voluntarios que desarrollan su trabajo con nosotros se sienten más de salvamento. Al final te adscribes a la actividad, no a la institución”.
En julio de 1971, la Cruz Roja Española crea la Cruz Roja del Mar, con el objeto de "procurar el salvamento de las personas que se encuentren en peligro en la mar a la largo de las costas españolas o en aguas interiores navegables, así como llevar a cabo cuanta labor humanitaria pueda realizar a favor de la gente de mar". Con esta decisión, la CRE daba respuesta a un amplio estado de opinión que, a nivel nacional, se había producido con motivo de dos trágicos accidentes marítimos producidos en las costas españolas el año anterior. España debía organizar el salvamento de personas en peligro a lo largo de sus costas a raíz de que en 1960 se firmase el convenio internacional para la seguridad de la vida humana en el mar "SOLAS".
Un año más tarde, en 1972, la Sociedad Española de Salvamento de Náufragos, creada en 1880, se integra en CRE. En 1977 se firma el convenio entre la entonces Subsecretaría de la Marina Mercante (hoy Dirección General de la Marina Mercante) y la Cruz Roja, en virtud del cual, le fueron entregadas 25 nuevas embarcaciones 10 para operar en el Atlántico y 15 para operar en el Mediterráneo, así como cinco embarcaciones tipo B, de fabricación británica, tres Atlantic 21 y dos Pacific 24.
“Hasta la fecha, la única organización que existía en España dedicada a Salvamento Marítimo era Cruz Roja”, recuerda Rafael Bautista. Se financiaba gracias a aportaciones voluntarias y ayudas esporádicas de las diferentes Administraciones. En octubre de 1989 se firma un nuevo convenio entre el Ministerio de Transportes Turismo y Comunicaciones para la búsqueda y salvamento de personas en peligro en la mar que no se vio materializado hasta 1991-1992, fecha en la que la Administración Española decide abordar el problema con el fin de adherirse al Convenio Internacional sobre Búsqueda y Salvamento Marítimo de 1979 (Hamburgo 1979). Finalmente se adhiere en abril de 1993.
En 1991 presenta el primer Plan Nacional de Salvamento. El modelo organizativo por el que apuesta la Administración es el de coordinación de todos los medios capaces de realizar tareas de búsqueda y salvamento marítimo tal y como propugnan el convenio de Hamburgo y los manuales de búsqueda y salvamento de la OMI (Organización Marítima Internacional) y siguiendo el modelo de otras organizaciones SAR (organizaciones de búsqueda y salvamento), que están compuestas por organismos e instituciones capaces de realizar tareas de Salvamento siempre bajo la coordinación y dirección de los centros dependientes de la administración del Estado.
Dirección General de la Marina Mercante
De acuerdo con estas directrices se decide la elaboración de un plan de acción conjunta entre la Dirección General de la Marina Mercante y Cruz Roja Española en el año 1992. CRE reduce la cobertura que había asumida en años precedentes con las embarcaciones nivel A y se centra principalmente en los niveles de actuación B y C. Es decir, despliega sus recursos destinados a la búsqueda y salvamento en el mar, dentro del límite de las 12 millas de los puntos más salientes de la costa, sin perjuicio de que con carácter transitorio y en supuestos de emergencia donde no exista cobertura por unidades de la Marina Mercante puedan ser requeridas para intervenir sus embarcaciones.
Dicho plan de acción permitió además la realización de determinadas acciones, como reparación de embarcaciones, compra de vestuario, contratación de patrones, etc., que posibilitó la revitalización del servicio de salvamento marítimo de Cruz Roja, y la aparición de nuevas expectativas.
“La creación, en la nueva Ley de Puertos del Estado y de la Marina Mercante, de la Sociedad Estatal de Salvamento supone un gran avance en el salvamento marítimo en nuestro país. Por primera vez la Administración se decide a abordar el problema y crear una organización SAR con competencias en la materia y absoluta responsabilidad en las zonas asignadas internacionalmente”, dice Rafael Bautista. El 17 de enero de 1995, se firmó un Convenio Marco de Cooperación entre la Sociedad Estatal de Salvamento y Seguridad Marítima y Cruz Roja Española cuyo objeto es la colaboración entre ambos organismos para la búsqueda y salvamento de las personas en peligro en la mar y la lucha contra la contaminación marina, obteniendo el mayor rendimiento de los medios disponibles. “Desde entonces hasta nuestros días se han venido suscribiendo Planes anuales de acción, que han permitido realizar el mantenimiento preventivo y correctivo de 30 unidades, así como la contratación de patrones profesionales para aquellos lugares donde no se podía garantizar la operatividad de las embarcaciones 24 horas al día”, subraya el técnico Superior de Operaciones Especiales.
La Cruz Roja Española dispone en la actualidad de una formación modular diseñada para la incorporación de los voluntarios a la actividad. “Estamos explorando más opciones que refuercen esta formación para todo este personal buscando el trabajo con otros agentes del clúster marítimo. Y no podemos olvidar el centro de adiestramiento de patrones que Cruz Roja tiene en Guetaria y que lleva desarrollados más de 65 cursos de manejo avanzando de embarcaciones de salvamento de Nivel B”, anota Riesco, que vuelve a poner en valor el papel de los voluntarios. “El voluntariado es el origen de los actuales sistemas de atención a las emergencias marítimas, y estos mecanismos han interiorizado este valor reservando y potenciando un espacio para ello”. Reino Unido, Francia, Irlanda, Alemania, Holanda, Estados Unidos son algunos ejemplos, con diferentes formatos y organizaciones, de la presencia actual del voluntariado en el ámbito del salvamento marítimo.
Lo decíamos al principio: tras el titular de la nota de prensa late toda una historia que no sería posible sin los 1.800 voluntarios que, como insiste Rafael Bautista, se mueven con el corazón.