Revista Informar
Ejercicio de rescate de buzo en Cartagena: "Atención superficie, me estoy mareando"
Pañol De Proa
25 DE NOVIEMBRE DE 2016

El buzo que está fuera de la campana ha perdido la consciencia y se encuentra mal. Desde la sala de control se activa el protocolo para su rescate. Te contamos toda la operación paso a paso
Reportaje de Carmen Lorente y Maite Cabrerizo
– Atención superficie, me estoy mareando
– Aquí control. Buzo, ¿estás bien?
-Me estoy mareando, no estoy bien
La voz se apaga poco a poco. En la sala de control de buzos instalada en el buque CLARA CAMPOAMOR el jefe de buceo, Manuel Guillamón, da la voz de alarma. La conexión con el buceador se ha perdido. Se encontraba realizando un trabajo a 30 metros de profundidad fuera de la campana seca. La siguiente conexión es con el bellman, el compañero que se ha quedado dentro de la campana y que mantiene el contacto con el buzo.
-Atención bellman, el buzo no responde, vamos a salir a su encuentro.
El tiempo juega en contra. El buzo ha perdido la consciencia mientras realizaba un trabajo fuera de la campana y no hay tiempo que perder…
Por suerte, se trata sólo de un ejercicio, uno más de los que cada día se hacen en las unidades de Salvamento Marítimo con un sólo objetivo: estar preparados para cualquier emergencia en la mar. No es un trabajo fácil ni sencillo. La formación y el aprendizaje son el día y a día. Simulacros en los que se siguen a rajatabla los protocolos necesarios como si de una emergencia real se tratara.
Empieza el simulacro
Miércoles 23 de noviembre de 2016. 09:00 horas de la mañana. Se da la voz de alerta, empieza el ejercicio de rescate en el puerto de Escombreras, en Cartagena. Se movilizan el Clara Campoamor y el personal de la Base Estratégica de Cartagena (BEC). En los mandos, el capitán del buque polivalente, Juan Ortiz; el Técnico Superior de Operaciones Especiales de la Base Estratégica de Cartagena, Julio Abril, y el Jefe de Equipo de buceo, Manuel Guillamón.
El día comienza en la “sala de náufragos” convertida en un pequeño auditorio. Guillamón explica a los participantes en qué va a consistir el ejercicio. Se reparten los papeles: buzo 1 (inconsciente) y buzo 2 (bellman); tender 1 y 2 (los buzos asistentes en la campana y que harán los primeros auxilios al buzo 1); PLC, cables y control.
“Como es lógico, el ejercicio comienza con los chequeos habituales de una inmersión normal. Esto requiere un tiempo que es de preparación para el buceo”, explica Manuel Guillamón. Se siguen todos los pasos hasta llegar al momento en el que el buzo está realizando un trabajo fuera de la campana y se pierde la comunicación con éste desde la superficie. Seguidamente se ordena al bellman ir a recuperar al buzo, un proceso que puede durar entre 20 y 30 segundos. Se trata de acarrear a la persona inconsciente hasta la entrada inferior de la campana, donde el bellman lo enganchará con un aparejo que previamente habrá dejado preparado. Este equipo puede llegar a pesar hasta 100 kilos en seco. Posteriormente, vuelve a entrar en la campana, donde intenta recuperar al buzo.
“Una vez el buzo en campana, el bellman le quita el equipo y le practica los primeros auxilios que fueran necesarios. Después de tener aseguradas sus constantes, el bellman procede a cerrar la campana para subirla a superficie, acoplarla al complejo de recuperación y pasar al buzo accidentado a la zona habitable del mismo”, aclara el Jefe de Equipo de buceo.
El proceso es el siguiente. Una vez que la campana está acoplada al complejo, se pasa al buzo por el tronco de acceso (denominado trunk) hasta el habitáculo. Aquí las presiones se igualan para evitar riesgos. En la cámara de vida esperan preparados los tender, buzos asistentes o paramédicos que asisten al herido. Constantes vitales, respiración, ritmo cardiaco, pulso… Todo bajo la vigilancia de las numerosas cámaras que hay en control y desde donde se dirige el proceso de descompresión. Y es que, cada metro que se desciende bajo el agua se produce un incremento de la presión, debido al volumen de agua que hay sobre los buceadores. “Esta presión nos afecta, y es el principal problema a tener en cuenta en el buceo”, explica Julio Abril.
La descompresión
La descompresión es el proceso de eliminación de cierta cantidad de nitrógeno del que tenemos disuelto en nuestros tejidos corporales como consecuencia de haber respirado aire a presión. Al ir ascendiendo, se produce una reducción progresiva de la presión (cada vez tenemos menos cantidad de agua encima de nosotros), lo que provoca que las burbujas de nitrógeno que tenemos en nuestra sangre y tejidos se hagan cada vez más grandes. Es necesario hacer una parada (en el módulo de vida) antes de llegar a la superficie que nos permita eliminar el exceso perjudicial de nitrógeno. El tiempo de permanencia en este habítaculo dependerá de las horas que ha estado sumergido el buzo y de la profundidad.
Ayer, hoy y mañana, como dice Julio Abril, día a día hay un mantenimiento de las pruebas, un entrenamiento permanente que nos hace estar en el punto de mira internacional. Y los buzos de Salvamento Marítimo lo están.