Revista Informar
"Cuando rescatas un cuerpo sin vida sólo piensas en sus familiares. Y eso te hace seguir adelante"
Las Caras Del Mar
29 DE NOVIEMBRE DE 2016

'Por muy arriba que escales, muy rápido que vayas o muy alto que vueles. Si quieres ver el 70% del planeta tendrás que sumergirte'. Es lo que hace <strong>LUIS MIRALLES</strong>, este buceador de primera clase de la Base Estratégica de Cartagena. Su mundo es la mar, lo lleva en su ADN.
Maite Cabrerizo
Carmen Lorente (tratamiento fotografía)
“Si no cojo el teléfono es que estoy en el agua”. Y efectivamente, es difícil hablar con Luis Miralles porque siempre está en el agua. Buceando. Es su medio natural. No le valía con correr o nadar. Su vitalidad, sus ganas de llegar allí donde nadie llega, le han llevado a ser uno de los buceadores de primera clase de la base estratégica de Cartagena. Pero hay más en ese afán de explorar mundos desconocidos, la de hacer algo por los otros. Por eso se siente a gusto en la familia de Salvamento Marítimo. Antes había trabajado en empresas de buceo deportivo, construcción hidráulica e incluso en la pesca del atún tojo en campañas por Italia, Baleares… Pero un día recaló por casualidad en la base estratégica de Cartagena , ¡y supo que era para quedarse!
“La sensación que tienes en este trabajo no te la dan otros”, explica, pese a los momentos difíciles que se viven, como el rescate de cuerpos sin vida. “Pero piensas en los que están arriba, en sus familiares, y eso te compensa”, comenta Miralles con ese sentido lógico que dan los más de 20 años sumergido en el agua.
“Estás loco”, le dijeron sus padres. Pero loco por seguir, por enseñar y sobre todo, por colaborar en ese objetivo que es salvar la mar. Es precisamente uno de los objetivos de la base estratégica de Cartagena, la lucha contra la contaminación
Luis es navarro, de Estella, aunque vive en Cartagena, donde un día se enamoró del Mar Menor. Su acercamiento al agua fue por casualidad, por esa mili obligatoria que hizo en el COE (Cuerpo de Operaciones Especiales), la élite de la élite, aunque él lo cuenta de pasada, como si nada, quitando importancia a lo que si lo tiene. Ahí descubrió el fondo del mar.
Los primeros años fueron en distintas empresas. Rescatar pecios, construcciones acuáticas y pesca. La preparación es exigente, pero él siguió haciendo cursos que le permitieran hacer del mar su mundo. “Cuando me meto debajo del agua, me olvido de todo y me centro en el trabajo. A veces las condiciones no son buenas, pero a mí eso me gusta. Estoy cómodo”, sonríe. “Pero te tiene que gustar mucho”.
Llegada a Salvamento Marítimo
Fue en 2011 cuando entró en Salvamento Marítimo para hacer una sustitución, que dura hasta hoy, y todo apunta que hasta que le jubilen. Porque su capacidad es infinita, pese a algún susto. A otros les hubiera invitado a dejarlo, a Luis a seguir. Como aquella ocasión, antes de llegar a Salvamento, en la que estaba a 70 metros bajo el agua y perdió la conexión con tierra. Lo cuenta como una anécdota lo que pudo ser una tragedia. Pero su experiencia fue vital. “En estos momentos lo mejor es detenerse un minuto a pensar, a analizar lo que está pasando y por qué, y buscar soluciones. Un minuto te puede salvar la vida”. A él se la salvó y es lo que aconseja a los nuevos que llegan a este mundo que no siempre es divertido. Aquí no vienes a divertirte y a ver pececitos, lo que no quita que Miralles sí se divierta. Porque no hay ningún día igual. Nunca la mar está igual, ni las olas son las mismas ni la presión ni la temperatura ni el barco. Nunca. Y eso lo hace diferente.
Porque Luis Miralles (a saber, sonrisa generosa y ojos traviesos de chiquillo avispado) es diferente. “Si no cojo el teléfono estoy en el agua”, repite. Por trabajo o por un tema tan solidario como la asociación DEBRA de niños con piel de mariposa, una rara enfermedad genética que afecta a la piel provocando ampollas y daños al mínimo roce que tiene la persona con cualquier objeto o la misma ropa.
“Por primera vez en la historia, un hombre va a cruzar el Mar Menor caminando por debajo del agua, más de 14 horas de aventura!”, rezaba la noticia. Y ese hombre era Luis Miralles. ¡Nuestro buzo de Salvamento Marítimo al que hoy ponemos cara!
El objetivo era caminar la longitud máxima del Mar Menor de 12 millas náuticas (23 kilómetros) por debajo del agua. Buscó un equipo de amigos, patrocinadores y… llegó. Le suministraban comida que ingería con un jeringuilla y agua. Y lo consiguió.
Su cabeza va a cien por hora y ya busca una nueva marcha en apoyo de quien lo necesite. Que seguro son muchos. Los años no han hecho mella en su coraje y en su valentía. Va en su ADN, ése por el que preguntan los nuevos aspirantes que llegan a la base y donde Luis tiene nombre propio. Buzo de primera clase del que todos quieren aprender. Pero ya sabes, si llamas y no está… “es que estoy en el agua”.
*Próxima semana. Embarcamos en la Salvamar SARGADELOS para conocer de cerca a “una buena persona”: su patrón, JOSÉ MANUEL ROSAL REY. No lo dice él, lo dicen quienes le conocen. Galicia a un lado, al otro África y allá a su frente lo que le manden. Así es este marino que antepone la vida de los otros a la suya propia. “Donde haga falta”.