Revista Informar
Canibalismo y salvamento en la mar
07 DE NOVIEMBRE DE 2016

Los supervivientes de la fragata francesa debieron soportar el hambre, la deshidratación y llegaron al canibalismo
El cuadro “La Balsa de la Medusa” (Museo del Louvre), de Théodore Géricault fue un auténtico revulsivo en la Francia de 1819, pero refleja uno de los cientos de tragedias marítimas que se vivían en la época sin ayuda posible desde tierra. El “Meduse” naufragó frente a las costas africanas de Mauritania y un pequeño grupo sobrevivió gracias a una balsa. Un barco de la marina francesa los avistó pero no los recogió.
Los supervivientes debieron soportar el hambre, la deshidratación y llegaron al canibalismo y la locura. Esta historia fue censurada por el gobierno y la exposición del cuadro causó un gran escándalo social y se convirtió en la insignia del movimiento romántico.
Era el germen que indicaba que ya existía una preocupación social por tragedias marítimas que no preocupaban antes. Desde aquí y en diversos países (especialmente en el Reino Unido) irían surgiendo asociaciones e iniciativas que acabarían por conformar los medios de salvamento en la mar con los que contamos hoy. En España, desgraciadamente tuvimos que esperar muchos más años.
La obra, que el autor culminó antes de los 30 años de edad es icono del romanticismo francés. Es una pintura de formato grande que representa una escena del naufragio de la fragata de la marina francesa Méduse, encallada el 2 de julio de 1816. 147 personas quedaron a la deriva en una balsa construida precariamente. Todos murieron, salvo 15, en los 13 días que se tardó en rescatarlos. El suceso llegó a ser un escándalo internacional, en parte porque sus causas fueron atribuidas a la incompetencia del capitán francés. Un carguero los encontró y los devolvió a Francia.
La visión del cuadro es completamente dantesca, con la balsa medio deshecha por el oleaje, los cuerpos de los muertos, putrefactos, mutilados, desperdigados por la balsa. Los supervivientes están en la parte de arriba intentando llamar de una vela que han divisado en lontananza. Todo con una gama muy escasa de colores. El pintor realizó numerosos bocetos basados en cadáveres procedentes de ejecuciones públicas y cementerios. Una historia muy negra que refleja los mundos oscuros del romanticismo del XIX y que dio una voz de alarma sobre la inseguridad de las gentes de la mar en aquellos tiempos.