Revista Informar
Ángeles de alas naranjas con sabor canario
Las Caras Del Mar
15 DE MARZO DE 2018

Hay ocasiones en que las palabras sobran. Que decir lo que se siente cuesta. A veces, como ésta, lo mejor es dejar que hablen las imágenes
Maite Cabrerizo
Lucía Pérez (fotografía)
Hay ocasiones en que las palabras sobran. Que decir lo que se siente cuesta. A veces, como ésta, lo mejor es dejar que hablen las imágenes. Esa foto en la que el ministro de Fomento, Iñigo de la Serna, hace entrega del merecido premio a las tripulaciones de los helicópteros Helimer 202 y 207 de Las Palmas y de Tenerife. O ésa en la que el comandante Víctor Hidalgo, el copiloto Nacho Martín Osorio y los rescatadores Víctor Torres y Javier Losada posan para una cámara (la de Lucía Pérez) que les sacará del anonimato. A ellos, pero también al resto de los compañeros que se ha quedado en la base, en alerta, pendientes de nuevas emergencias. Son muchos nombres, Alfonso, Manolo, Roberto, Javi, Miguel, Ricardo, Walter, Jordi… ¿por dónde empezamos? Por bajar a la tierra a estos que llaman héroes. Ellos se quitan importancia, “es nuestro trabajo”, dicen, pero no hay calificativo que pueda explicar qué se siente cuando salvan vidas, aún a costa de la suya. “Es nuestro trabajo”, repiten.
“Y el Accésit al desempeño excepcional de los profesionales de Salvamento Marítimo es para las tripulaciones de los helicópteros Helimer 202 y Helimer 207 por la evacuación de 23 personas durante la emergencia del buque Cheshire, en condiciones peligrosas por los gases tóxicos que emanaban del buque”.
Por los gases que emanaban y no se veían; porque rescataron a 23 personas en peligro; porque el rescatador los iba izando en una lucha contrarreloj; porque piloto y copiloto viraban el Helimer burlando las gigantes columnas de humo que dificultaban la visibilidad; porque el operador de grúa supo en todo momento mantener la calma.. Minutos que se hacen horas. Cuando sacaron al último marinero, hubo una fuerte y terrible explosión.
Rescate contrarreloj
El rescate sucedió el pasado 14 de agosto, cuando el buque inglés MV Cheshire sufrió un incendio a unas 80 millas al sur de la isla de Gran Canaria. La embarcación tenía en sus bodegas cerca de 40.000 toneladas de fertilizante a base de nitrato de amoniaco. “El barco no tenía control”, recuerda el comandante Alfonso Ballenilla. “Era como un reloj dando vueltos y el humo giraba con el barco”.
Huían del humo, de proa a popa, en una ratonera sin salida. Según el comandante, la suerte de un día en calma y claro, les acompañó. Ballenilla quita importancia. “Es nuestro trabajo”, dice en nombre de todos. Pero en Salvamento Marítimo hay mucho más que suerte. Nada se deja al azar. Hay profesionalidad, muchas horas de trabajo, tesón, hay impulso, garra, enfado, lucha por la vida. Hay toda esta gente que vuela los cielos salvando vidas, salvando la mar. Y no eso no es suerte.
Lo dijo el propio ministro: “Salvamento Marítimo es relativamente joven, es un chaval que ha crecido muy de prisa porque no se trata sólo de valentía, sino de información, conocimiento, destreza de todo lo que representan los profesionales que hacen una labor incuestionable “.
“Para nosotros el mejor premio es cuando rescatas a alguien con vida. O cuando un compañeros te dice que lo has hecho bien”, explica el comandante Ballenilla con modestia. Entonces sí, entonces se dan cuenta que el trabajo y el esfuerzo han merecido la pena.
El día del rescate del Cheshire es un día más en su agenda. Un día más de los muchos de guardia, de las muchas horas de vuelo. ¿Un día más? No. Un día en el que 23 marineros fueron rescatados de un barco que explotó no es un día más para la gente normal. Los presentadores de Aquí la Tierra les llamaron “héroes” y en las redes no faltaron los agradecimientos y emocionantes mensajes anónimos.
Abanderado de Salvamento Marítimo
El Helimer se ha convertido en el gran abanderado de Salvamento Marítimo. La entidad depende de Fomento cuenta con 11 helicópteros equipados para llevar a cabo labores de salvamento de la vida humana y reconocimiento aéreo, así como con 3 aviones para localización de náufragos y embarcaciones y la detección de vertidos en el medio marino. Los helicópteros o “Helimer” -9 medianos y 2 de gran porte- están específicamente configurados para llevar a cabo tareas de búsqueda y salvamento marítimo.
Son las unidades idóneas cuando se precisa una actuación inmediata debido a la gravedad de situaciones en las que hay vidas en riesgo. Y así se lo dijo el ministro. Y así los aplausos de los asistentes a la entrega de Premios.
Tras el acto, la tripulación compartió agradables momentos con todos los presentes, también con la tripulación Arcturus, cuyo trabajo en el Mediterráneo no deja indiferente a nadie.
Hubo un poco de todo. Abrazos de enhorabuena, cambio de opiniones, acercamiento al resto de los premiados y, sobre todo, gratitud. La de ellos, en su sincero “gracias”, pero sobre todo la del resto de gente normal, la gente de a pie que no dejaremos de mirar el cielo para asegurarnos de que están ahí arriba.
Los titulares de prensa los llaman los ángeles del mar. Ángeles de alas naranjas. A las tripulaciones del Helimer 202 y 207, a todas las tripulaciones que guardáis los cielos… gracias de parte de toda la gente normal.