Revista Informar
‘MENTIRAS PIADOSAS’ DEL PRIMER OFICIAL DE PUENTE DEL BUQUE SAR MESANA
Las Caras Del Mar
15 DE ABRIL DE 2025

César Hernández recibió el Ancla de Plata de Salvamento Marítimo por su trabajo en la extracción de combustible del granelero 'Castillo de Salas'
Maite Cabrerizo /Lucía Pérez (fotografía)
“¿Qué tal el día?” Bien, respondía César Hernández cuando su madre le preguntaba al llegar a casa. “Todo bien. Sin novedades”. Mentiras a medias, mentiras piadosas, mentiras que se dicen para no asustar a una madre. “¿Cómo iba a contarle que me había descolgado desde un helicóptero a un barco partido por la mitad y le había metido 40 kg de Goma-2 para volarlo?”, se pregunta el ahora Primer Oficial del SAR Mesana y antes buzo profesional. ¿Cómo iba a contar en casa que un granelero británico estaba ardiendo frente a la costa de Canarias (El “Cheshire”) y él y sus compañeros del buque Punta Salinas estaban allí? ¿Cómo le iba a explicar que un buque ruso seguía vertiendo sus 1.400 toneladas de fuel al Atlántico y él también estaba allí?
Así que con un “bien” y mucho cariño resumía y resume sus días, antes con su madre y, ahora, con sus mellizas Aitana y Lola. Como en la película Sr y Sra Smith, donde marido y mujer son agentes secretos sin que el otro lo sepa, pero en este caso no es una película. Es real.
Ser del Cabañal, marca
Quizá ser del Cabañal, barrio marinero de Valencia y cuna de nacimiento del empresario Vicente Boluda (compañía de referencia en servicios marítimos globales), marca. La pregunta no es si César heredó la afición al mar porque alguien de la familia fuera también marino, sino si alguien de la familia que haya trabajado en algo que no esté relacionado con el sector marítimo, “directa o indirectamente”, explica.
Estibadores, pescadores, marinos o buzo profesional como su abuelo cuando entonces en España se trabajaba a pulmón, no con equipos autónomos, porque no había en ese momento. César tenía claro que, como su abuelo Pepe, iba a ser buzo. Y lo logró.
Comenzó pronto a trabajar en empresas internacionales y siempre —el destino ya marcaba su camino —, vinculadas al salvamento. “Cuando Salvamento Marítimo no tenía el grupo de Operaciones Especiales que tiene ahora, los servicios técnicos de lucha contra la contaminación y de buceo se contrataban en empresas externas. Yo trabajaba en esas empresas”, recuerda César Hernández. En su memoria hay historias para largo, recuerdos que se agolpan, emergencias que marcaron, otras que te sacan sonrisas. Como cuando en 2007, el MSC Napoli encalló en Devon, al sur de Inglaterra, cargado de motos BMW. Las imágenes de los ciudadanos llevándose las motos llenaron los telediarios. El Prestige le llevó a colaborar más de cerca con Salvamento Marítimo.
Después de años bajo el mar, decidió dar un giro a su vida y verlo desde arriba, desde un barco. “Siempre Salvamento Marítimo estuvo presente. Y en España salvamento es SASEMAR”. Tan presente que, en el año 2001, Tecnosub, la empresa para la que César, trabajaba entonces como buzo, recibió el ‘Ancla de Plata’ que otorgaban Salvamento Marítimo y Radio Nacional de España por la preservación del medio ambiente marino. César Hernández formaba parte del equipo de buceadores que extrajeron 305.000 litros de fuel-oil del buque Castillo de Salas, hundido en 1986 las costas asturianas.
Volvió a las aulas primero (Barcelona, Santander) hasta sacar el título de capitán. Luego comenzó a navegar en petroquimiqueros y buques de pasaje, hasta que en agosto de 2014 tuvo la posibilidad de entrar en Salvamento Marítimo.
“Me ofrecieron ir de Primer Oficial al Punta Salinas”. Y dijo sí. Su primer embarque fue con la capitán Ana Penela. Desde entonces, ha pasado por todos los buques de esta casa, salvo el SAR Gavia, Marta Mata y el nuevo Heroínas de Sálvora. Donde haga falta, “porque todos los barcos que tiene Salvamento Marítimo son muy buenos. La gratitud que tienes hacia ti mismo y a tu equipo cuando las cosas salen bien no tiene precio”, dice después de un operativo que se ha cerrado con éxito. “La tripulación es importante. Confías plenamente en ellos, si no, en un barco estás perdido”.
Pero César no se pierde. Embarca cada mes como si fuera la primera vez. Hay dos razones muy importantes para darlo todo: sus pequeñas Lola y Aitana, a las que llama hasta tres veces al día cuando está embarcado. Y hay otro motivo no menos importante: el orgullo de estar en esta Casa. “La imagen de Salvamento Marítimo es la mejor. Una entidad que está muy bien reconocida a nivel internacional. Y yo orgulloso de trabajar en esta compañía”.
Cuando llegue a casa dirá que todo bien. Muy bien: cables, cadenas grilletes, barcos o botes de rescate son las cosas que siempre ha estado haciendo. Y muy bien. Eso lo decimos nosotros.
En la foto, el Primer Oficial de Puente está junto al jefe del Centro de Coordinación de Valencia, Antonio Padial. Se conocieron en las operaciones del Prestige, antes de que César fuera de la familia de Salvamento. Hoy son familia dentro y fuera. Embarcado en Valencia, Padial es el jefe. Cuando está desembarcado, “también”, bromea.
“Si tuviera que decir algo de Antonio parecería que me excedo en elogios. Ronda la excelencia. Pero no exagero. Es una gran profesional, organizado, perfeccionista, estricto. Es un hombre sabio”. Cesar y Antonio, una complicidad que salva vidas.