Revista Informar
MARTA GALBÁN, INSPECTORA CAPITANÍA MARÍTIMA DE LAS PALMAS
Mujer y Mar
22 DE NOVIEMBRE DE 2023

“Los que navegan son los primeros interesados en su propia seguridad y en tener las embarcaciones a punto”
Maite Cabrerizo
Ocurría en aguas canarias. Hace sólo un año. Una inspectora de la capitanía marítima de Las Palmas inspeccionaba un buque de bandera extranjera con un compañero. El capitán del buque se dirigió a éste preguntándole si la mujer que le acompañaba era su hija. Cuando le dijeron que ella era la inspectora el capitán se sorprendió y pidió mil disculpas.
En este caso, al ser un buque extranjero, creo que influye mucho el gran cambio cultural que hay. Dependiendo de donde proceda el buque y su tripulación, todavía se extrañan al ver mujeres en este tipo de trabajos”, justifica Marta Galbán, inspectora y protagonista de esta anécdota. Es sólo una anécdota, pero no hace tanto. Hace sólo un año. “Creo que las cosas están cambiando. Tenemos mujeres en muy diversos puestos como subdirectora general, capitán marítimo, coordinadoras o jefas de área”. Marta valida sus declaraciones con datos. En concreto, en la Capitanía Marítima de Las Palmas y en el área de inspección, en torno al 40% son mujeres. “Creo que al final, lo que importa es que todos tengamos las mismas oportunidades y se valore la valía y la profesionalidad, independientemente de que seamos hombre o mujer”.
Mujer y Mar viaja a Las Palmas para hablar con la inspectora de la capitanía marítima Marta Galbán. La primera pregunta es obligada. ¿En qué consiste su trabajo?
Soy responsable de que los buques se hagan a la mar de forma segura, tanto para las personas como para el medioambiente. Para ello, se realizan inspecciones periódicas a los diferentes buques y embarcaciones. Depende del tipo de buque, pero, en general, se inspeccionan todos los equipos de radiocomunicaciones, los elementos de salvamento y lucha contra incendios que llevan a bordo, la estructura, los tanques, la máquina propulsora, el gobierno del buque, entre otras (muchas) cosas.
Sólo entonces se emiten los certificados
Sí, tras la inspección, si es satisfactoria, se emiten los certificados del buque. Pero esto es sólo una pequeña parte de la labor que hacemos. Por otra parte, están las inspecciones no programadas como consecuencia de accidentes o emergencias que surgen. Y también otros expedientes como aprobaciones de proyectos, nuevas construcciones, expedientes sancionadores, obras de reforma, tránsitos de mercancías peligrosas, autorizaciones de remolques, investigación de accidentes en colaboración con la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (CIAIM)… Es un trabajo muy amplio.
Amplio, pero clave para la seguridad en la mar y unos mares limpios. Un trabajo de mucha responsabilidad. ¿Por qué eligió Ingeniería Naval?
Nací y crecí en Madrid, pero siempre he estado muy vinculada al mar. Siendo un bebé ya navegaba con mis padres y así surgió mi afición por todas las diferentes actividades que ofrece, como el buceo recreativo que practico desde los 14 años. Según crecía me fue interesando todo lo relacionado con las tareas técnicas y reparaciones que surgen a bordo. Todo esto motivó, llegado el momento, la decisión de estudiar Ingeniería Naval y Oceánica en la Universidad Politécnica de Madrid.
Pese a que las Matemáticas y la Física no son su fuerte
La verdad es que cuando les planteé a mis padres la posibilidad de estudiar la Licenciatura en Ingeniería Naval, me recomendaron pensarlo mejor. O que, si lo tenía claro, empezase por la carrera técnica, cuando aún se podía estudiar Ingeniería Técnica Naval, dado que yo como estudiante nunca he sido una persona sobresaliente y, de hecho, las Matemáticas y la Física, no eran precisamente mi fuerte. Aun así, ellos siempre me han apoyado y yo siempre lo tuve muy claro, así que inicié mis estudios y me gradué en el año 2015. Creo que, para hacer este tipo de carreras, o tienes verdadera vocación, o es complicado terminarlas.
¿Recuerda su primer trabajo?
Curiosamente, a pesar de haber estudiado la carrera por vocación, mi primer trabajo no estuvo relacionado con la ingeniería naval. A raíz de varias asignaturas que tuve durante la carrera, me surgió un nuevo interés: la energía nuclear y su relación con los buques, como, por ejemplo, la propulsión nuclear o el tránsito de mercancías peligrosas de clase 7 (radiactivas) en puertos, motivo por el que acabé haciendo un Máster en Ciencia y Tecnología Nuclear en Madrid. Conseguí trabajo enseguida por esa rama y he estado unos siete años trabajando en el sector nuclear antes de incorporarme a la Administración Marítima.
¿Cómo llegas al Ministerio de Transporte como inspectora de seguridad marítima? La palabra inspectora suena muy fuerte
Aunque mi trabajo como ingeniera nuclear siempre me ha llenado y es un mundo apasionante, hace pocos años decidí que quería un cambio laboral para dedicarme a lo que realmente me entusiasmaba, la ingeniería naval. Así que, al salir del trabajo, por las tardes, fines de semana y días libres, preparé las oposiciones para el Cuerpo de Ingenieros Navales del Estado, las aprobé y en el 2022 ingresé en el Cuerpo. Y aquí estoy, muy contenta por poder dedicarme a lo que realmente me gusta, aprendiendo gracias a mis compañeros y a mi trabajo diario, todas esas cosas que en la carrera no se pueden llevar a cabo.
Tanto en su fase’ nuclear’ como en la marítima, su gran preocupación es la mar. Cuidar nuestros mares. ¿Se cuidan las embarcaciones o hace falta más educación? ¿Somos conscientes de la importancia de unos mares limpios?
Hay de todo, pero en general creo que sí. La gente es consciente de que, al final, los que navegan y están a bordo de las embarcaciones todos los días son ellos y sus tripulantes, por lo que son los primeros interesados en su propia seguridad y en tener las embarcaciones a punto.
En cualquier caso, tanto nosotros desde la Inspección Marítima, como las Autoridades competentes con las que colaboramos estrechamente, velamos porque se cumpla la normativa en todos los aspectos, primando la seguridad en la mar.
Hablábamos de las inspecciones positivas… y negativas. ¿Qué sucede en este caso?
Tras la inspección, se emite un informe donde se detallan las deficiencias detectadas por las que la inspección es no satisfactoria y se le da al interesado un plazo de tiempo para subsanar dichas deficiencias. Normalmente, cuando las subsanan vuelven a solicitar inspección y volvemos al buque para comprobarlo y poder certificar el buque.
¿Por qué Canarias?
En mi año de ingreso, salieron ofertados muy pocos destinos en las Capitanías Marítimas, es decir, fuera de Madrid, y tenía claro que quería ir a un destino de costa. Es algo que necesitaba para mi formación como inspectora y qué mejor lugar que la Capitanía de Las Palmas para formarse. Es una Capitanía con mucha carga de trabajo y con tareas muy diversas, por lo que para crecer profesionalmente es perfecta.
Te ponemos en un apuro: ¿Has inspeccionado la flota de Salvamento Marítimo?
Sí, he inspeccionado salvamares, guardamares y buques de Salvamento Marítimo, en colaboración con la tripulación que siempre se muestra dispuesta a facilitar nuestro trabajo.
Uno de los primeros buques que inspeccioné cuando llegué a Canarias fue uno de Salvamento Marítimo y me impresionó mucho el buen mantenimiento y limpieza. También fue mi primer contacto con tripulación de Salvamento y tuve la ocasión de preguntarles brevemente por el trabajo que desempeñan.
Con 33 años tienes mucho mar por delante. ¿No has pensado en capitanear un gran buque?
No, la verdad es que la vida en la mar como marino, aunque esté directa e indirectamente relacionada con mi profesión, también es muy diferente. Para ser marino profesional y dedicarse a ello creo que se requiere como persona una aptitud y actitud muy especiales, renunciar a muchas cosas y estar dispuesto a estar alejado de tu vida, de tu familia y de tu gente, en ocasiones muchos meses, durante los que pueden ocurrir cosas que el marino se pierde y no recupera. Por ponerte un ejemplo, es difícil vivir con gente desconocida en un lugar reducido como es un barco, por muy grande que nos parezca a la vista. Me parece una profesión muy complicada y dura.
Es muy diferente navegar como ocio, que, si bien a mí es lo que me impulsó a dedicarme al mar, me interesó mucho más la parte técnica que es realmente lo que me gustaba, pero no a bordo, sino en tierra. De entrada, me gustaría seguir en la Administración por mucho tiempo. Tengo un trabajo con el que disfruto mucho y al ser tan variado, no tienes la sensación de que te encasillas en un único tema.
De Madrid, pero tan vinculada al mar que durante un año vivió embarcada con su familia. Tenía 16 años. Su padre era marino, patrón de cabotaje, y fue destinado a A Coruña. La idea era que él se quedara allí y el resto de la familia fuera a Madrid. Así lo recuerda:
“Estábamos de regreso de Almería con el barco durante unas vacaciones de verano. Sobre la marcha, se le ocurrió la posibilidad de matricularnos en un colegio en A Coruña. Y dicho y hecho. Fue el año en el que estudié 1º de Bachillerato y tanto mi hermana como yo, íbamos al colegio como cualquier otra escolar. La diferencia era la “casa” donde vivíamos, más pequeña y flotante.
Los fines de semana y siempre que podíamos salíamos a navegar e incluso organizábamos comidas con amigos a bordo, en la medida de la capacidad del barco. Hacíamos los deberes, etc., llevando una vida normal adaptada a las circunstancias. Fue una época que recuerdo con mucho cariño”.
Por sus aficiones, todos los deportes que tienen relación con el mar, y por cómo las vive: “para mí son formas de desconectar y de centrarte únicamente en la actividad que haces, el sonido de tu respiración mientras buceas o el pincel deslizándose por el lienzo”, hay mujer de mar para rato.