Revista Informar
EL PRESIDENTE PEDRO SÁNCHEZ HOMENAJEA A LA SOCIEDAD 4 AÑOS DESPUÉS DEL ESTADO DE ALARMA
13 DE MARZO DE 2024

El Primer Oficial de la Guardamar Talía acude al acto conmemorativo en representación de Salvamento Marítimo
Cuatro años después del estado de alarma decretado por la Covid, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha celebrado un acto de homenaje para rendir tributo a una “España que remó a una, una lección cívica", dijo el presidente en referencia a todos los trabajadores y ciudadanos que con su confinamiento y su trabajo ayudaron a un país a salir de una situación “que marcó para siempre a nuestro país y al mundo entero”.
En el acto estuvieron presentes la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero; la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz y la ministra de Sanidad, Mónica García. Pedro Sánchez reconoció que su comparecencia del 14 de marzo de 2020 fue la más difícil de su carrera política. “El día en que todo cambió”… también para Salvamento Marítimo.
Como no podía ser de otra manera, nuestra labor fue declarada como “esencial”. Sólo en el estado de alarma (14 de marzo al 21 de junio) se asistió a más de 3.800 personas. Con todos los protocolos, con todas las medidas de seguridad y unos profesionales que no bajaron la guardia. Que como comentó Pedro Sánchez, estaban ahí. Entre ellos, el Primer Oficial de la Guardamar Talía, Domingo Trujillo. En 2020, en pleno confinamiento, Trujillo era patrón en la Salvamar Mizar. Su trabajo, su gesta, fue titular en los medios de comunicación. La tripulación de la salvamar rescató a los ocupantes de una patera en la que una mujer acaba de dar a luz. Domingo tuvo que cortar el cordón umbilical para que el bebé viviera.
Cuando Trujillo supo que iba a venir al acto, volvieron todos los recuerdos de un día que sí, cambió su vida. Ésta es su historia:
Cuando Trujillo supo que iba a venir al acto, volvieron todos los recuerdos de un día que cambió su vida
“Me es difícil hacer un cálculo en mis 22 años de trabajo en Salvamento Marítimo de las emergencias, remolques, ahogados, cadáveres, vidas salvadas, las situaciones de peligro a las que me he enfrentado. Pero si me preguntan cuál ha sido la más difícil les diré que ésta, la que me trae hoy aquí a Madrid desde mis islas Canarias. Porque si te llama el presidente, ¡eso es una emergencia!
Las tripulaciones de Salvamento Marítimo estamos acostumbrados a que suene el teléfono a cualquier hora, del día o de la noche. Hay vidas en juego y eso no puede esperar. Pero no estamos acostumbrados a que nos llame el Presidente para invitarnos a participar en un acto conmemorativo a los que trabajamos e hicimos frente a nuestras obligaciones durante el Estado de Alarma, en plena pandemia. La verdad es que no lo necesitamos, que nuestro mejor regalo, el mayor reconocimiento, son las emergencias solventadas, las vidas salvadas. Les daré un dato: desde que se creó Salvamento Marítimo hace ya 30 años, se ha asistido, salvado, rescatado a más de 680.000 personas. ¡Ese es el mejor regalo!
Como decía, de repente recibo una llamada en la que la Presidencia de Gobierno me invitaba a participar en este acto. ¡Me temblaban las manos como ahora al escribir esto! A mí, que creo estar curtido en emergencias y que he vivido casi todo. También muertes. Mi caso, mi vivencia durante la pandemia les había llegado, y les gustaría que asistiera. Me quedé paralizado. ¿Yo, Domingo Trujillo? Pero dije sí.
Muy brevemente les cuento lo que ocurrió ese 28 de abril de 2020. Esa tarde recibimos el aviso de la localización de una patera, otra más de las que llegaron a la isla en pleno coronavirus. Estaba a unas 37 millas de Gran Tarajal, Fuerteventura, donde está nuestra base. Al caer la tarde, sobre las 19:00h, nos encontramos una embarcación llena de migrantes. La abarloamos e iniciamos el rescate de los ocupantes, que durante la maniobra nos señalaban a alguien. Se trataba de una mujer que acababa de dar a luz, con su bebé en brazos. Mojada, la ropa mezclada de sangre, la placenta, el miedo, la cara de miedo de quienes la rodeaban. Es difícil de olvidar y más difícil aún de contar. ¡Estábamos en medio del Atlántico y allí había un bebé, un ser minúsculo que no se movía! No se le oía llorar. Con la ayuda de sus compañeros logramos pasarlos a la Salvamar. Con la ropa mojada, con la placenta suelta, con el bebé agarrado sin saber si estaba vivo o muerto…
(Foto Fuerteventura Emergencias)
Allí no había comadrona, ni paritorio, ni médicos, ni tiempo para llamar y pedir consejo. Allí solo estábamos tres modestos tripulantes de la Salvamar Mizar de Salvamento Marítimo. Un marinero, Pepe. Un mecánico, Guillem. Y un patrón, yo. Él bebe no lloraba.
A Pepe le pedí que acomodara a los rescatados, mientras Guillem y yo nos hacíamos cargo de la madre. Apuramos la maniobra para acomodarla y cortar el cordón umbilical que seguía unido a la placenta. Estaban mal, con hipotermia, muy fríos los dos. Le pedí a Guillem que me pasara unas bridas pequeñas de electricista para amarrar el cordón. Lo amarramos y cortamos.
¡Y cortamos! Llegué a pensar que no iba a vivir. No entraban en calor. Entonces, en el interior del puente, improvisamos una especie de cuna con mantas de la Cruz Roja. Allí los acomodamos. Con el permiso de la madre la desnudamos y colocamos al pequeñín en su pecho, pegadito. Piel con piel para que entrara en calor. La madre temblaba. El bebé era nada, un poquito más que mi mano. Los cubrimos con más y más mantas. Alistada la embarcación, hicimos proa a Puerto del Rosario. Pendientes en todo momento de las personas rescatadas y en especial de la madre y su hijo. Poco a poco iban entrando en calor. Y de repente… ¡el niño lloró!
"Colocamos al pequeñín en su pecho, pegadito. Piel con piel. Llegamos a pensar que no iba a vivir"
¿Qué decir de ese llanto? ¿De ese primer llanto? En ese momento, creo que de alguna manera todos lloramos.
Un mes más tarde, Guillem, Pepe y yo fuimos a visitarles. El bebé tenía la cara sonrosada, vestidito, había cogido peso. Nos sonrió, o eso me pareció. Y algo te pasa por dentro, tragas saliva y piensas que no podrías hacer otro trabajo.
Lo decía al principio, cuando me llamó Presidencia dije sí. Por mí, por supuesto; por mi familia, que me ha apoyado siempre y mi pareja, que sabe que tengo el corazón partío entre ellos y Salvamento Marítimo. Por Guillem, Pepe y los demás tripulantes de la Salvamar Mizar. Estoy aquí por Sofía, la jefa del Centro de Las Palmas y por los controladores que ese día coordinaron el operativo haciendo posible el rescate. Y estoy aquí por todos mis compañeros, la familia de Salvamento Marítimo que, durante la pandemia, por tierra, mar y aire, no cejaron de sus obligaciones: salvar vidas. Vaya este reconocimiento para todos ellos que no caben aquí, pero están conmigo. Y por supuesto vaya este homenaje para la mamá valiente y para ese bebé que en un mes cumplirá 4 añitos y que, junto a Mar y Antonio, mis hijos, tiene un hueco en mi pecho. Por cierto, se llama Mohamed”.
El director de Salvamento Marítimo, José Luis García Lena, ha recibido en la sede de Madrid al Primer Oficial de la Guardamar Talía, Domingo Trujillo. En el encuentro, el director se ha interesado por el trabajo de las tripulaciones en las Islas Canarias y en concreto en La Restinga, en El Hierro, donde ahora operan la Salvamar Adhara y la Guardamar Talía.